PANAMBÍ, una leyenda hecha pueblo
-Me llaman
Rosendo, pero mi nombre de bautismo es “Verá Chunú" (resplandor de trueno). Soy
Avá-guaraní. Mis antepasados vivieron con “Los Kechuitas” en las reducciones de
Santa María, cerquita de acá. Mi abuelo fue “chondáro” (soldado) y, cuando
pelearon contra los bandeirantes, eligió este cerro para vigilar el río. Por eso
ésta “yvy pora” (tierra bendita) es
conocida como “Cerro Mbororé”, porque
los Paulistas fueron derrotados por los “hombres del bosque” que querían
esclavizar.
El paisano
caminó hacia el borde del abismo y haciendo un “paneo” sobre el paisaje elaboró
un hondo silencio. Diversos sonidos agrestes invadían nuestros sentidos:
Pájaros, grillos y hasta el aleteo de una mariposa sonora (popó tapé reká) atrapó nuestra atención.
-Este sonido me trae a la memoria una
leyenda muy antigua, que relata como un “ysoí” (gusanito, oruga), cansado de
arrastrarse, trepó al cielo por los colores de un arco iris que se había clavado
en el cerro un día en el que llovía de este lado del río Uruguay mientras que
en la otra orilla brillaba el sol. Dicen que cuando el” ysoí” llegó al punto
más alto del “karuguajy-y”, el aguacero terminó y el iris se disolvió. Pero
mientras el gusanito caía al vacío, Tupá transformó su emoción en alas y, al
extenderlas, una Panambí se posó suavemente a orillas del río. Unos colonos,
que guiados por paisanos vaqueanos recorrían la zona buscando el asentamiento
ideal para sus familias, fueron testigos del colorido aterrizaje y cuando,
maravillados, preguntaron cómo se decía mariposa en guaraní, los paisanos le
dijeron: Panambí. -Panambí, repitieron todos y ya estaban nombrando al pueblo
que ahí mismo fundarían.